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El crecimiento de la industria para el cultivo orgánico y cero residuos; la información como fórmula para mejorar los márgenes de una producción cada vez más compleja; o el uso de hielo como alternativa para impedir los daños de las heladas son algunas de las fórmulas que se mostraron en una de las principales ferias de frutas y hortalizas de Europa. 

Basta ingresar al primer pabellón para que ver lo que viene de Europa: productos orgánicos-ecológicos los llaman, smart agro y big data, es decir, la unión de nuevas tecnologías -incluidas las digitales-, información y producción.

Los letreros de «cero residuos» y de «poscosecha sin residuos» se suceden, imponiéndose a los de frutas o verduras, y dejan claro que la presión de los consumidores por alimentos más inocuos y producidos con menor impacto en el medio ambiente ya tiene resultados a nivel de la industria de los fertilizantes, productos sanitarios y tratamientos para evitar daños una vez que la fruta fue cosechada.

«Existe una demanda creciente. En los últimos cuatro años nuestro producto pasó de Almería al resto de España y también a algunos países de Sudamérica», comenta Rosario Cano, del departamento de comunicaciones de Crisara, empresa especializada en biofertilizantes. Agrega que eso «está empujando a que muchos clientes que hacen agricultura tradicional incorporen este tipo de productos, por la necesidad de ser residuo cero».

La tendencia es que los nuevos biofertilizantes -de origen vegetal- y los insecticidas -a partir de piretrina natural, por ejemplo- no solo sean efectivos para las plantas y no contaminantes, sino que, al igual que los alimentos funcionales, ayuden a mejorar la calidad del suelo.

«Se ha demostrado que si se enriquece el suelo, también mejora la calidad de la planta», comenta la especialista.

Son productos que se elaboran a partir de vegetales, de enzimas o productos naturales, e incluso de algas que se elaboran y optimizan para cada etapa fenológica del cultivo; o de abonos que, además, son preventivos y repelentes de insectos.

La tendencia se da también a nivel de poscosecha, donde resulta clave que la fruta mantenga su calidad. Abundan las marcas ofreciendo nuevas maquinarias que, a través de manejos de la atmósfera o de productos no químicos, eliminan bacterias y extienden la vida útil de los alimentos. Aquí se produce, eso sí, un encuentro, entre la necesidad de ser libre de residuos y viajar largas distancias para llegar a los mercados. Así, empresas como Tecnidex, que trabaja con distintos productos tradicionales, también se certificó para la producción ecológica, especialmente en el manejo de poscosecha de cítricos, carozos y frutos de pepita.

Sigue la noticia en http://impresa.elmercurio.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2017-11-06&dtB=06-11-2017%200:00:00&PaginaId=6&SupplementId=6&bodyid=0

Fuente: El Mercurio, Revista del Campo

 

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