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La ONU declaró al 2016 como el Año Internacional de las Legumbres, dados sus múltiples beneficios, entre los que destacan las pocas emisiones de CO2 en su producción, así como también, mejora la calidad humana. 

 

Un kilogramo de lentejas, por ejemplo, produce solo 0,9 toneladas. Tal como manifestó DW Holly Templar, de la organización Amigos de la Tierra de Bristol de Reino Unido, “Las legumbres podrían tener un papel clave en el objetivo de reducir las emisiones de gases invernadero en la industria alimentaria”.

Con la decisión de promover un cambio, la ONU declaró a 2016 como el Año Internacional de las Legumbres, poniendo el foco en los frijoles, habas, lentejas y toda una gran variedad de esos vegetales para mejorar la salud de las personas y la sostenibilidad medioambiental. Dentro además de sus facultades, destaca que un gramo de proteína requiere solo 19 litros de agua, mientras la misma cantidad de proteína cárnica precisa 112 litros.

Y las legumbres rinden mucha más proteína por kilómetro cuadrado, lo que significa que es posible extraer más alimento de las tierras de cultivo ya existentes, sin tener que destruir más bosques, selvas ni campos. Cultivar legumbres incluso enriquece los cultivos, ya que los agricultores pueden utilizarlas para fijar el nitrógeno, clave de la fertilidad, a los suelos. El nitrógeno también alimenta a microbios que mejoran la salud del suelo, es decir, que las legumbres propician tierras de cultivo de mayor calidad y reducen la necesidad de usar fertilizantes.

No hay que olvidar también que los porotos y las lentejas son una importante fuente de hierro y fibra y ayudan a combatir eficazmente la obesidad. Además, reducen el riesgo cardíaco y la diabetes tipo II. Como si eso fuera poco, también ayudan a controlar el colesterol.

Las legumbres han sido un elemento básico en la dieta humana durante miles de años. Y seguirán siendo la mayor fuente de proteínas para miles de millones de personas en todo el planeta. Sin embargo, desde hace algunos años, debido a que la producción agrícola global se expandió masivamente para satisfacer el aumento de la demanda del crecimiento de la población, el cultivo de legumbres quedó atrás para dar paso a otros cultivos.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre 1961 y 2012 la producción acumulativa mundial de maíz, trigo, arroz y soja aumentó de un 200 por ciento a un 800 por ciento, mientras la de las legumbres solo creció un 59%. Muchos de esos granos se usan para alimentar ganado, en parte porque al aumentar la salud de la población mundial, a menudo cambian las costumbres alimenticias y la dieta ya no se basa en vegetales, sino en productos cárnicos y lácteos. Con frecuencia las legumbres son vistas en los países en desarrollo como “alimento de los pobres”, y en los países industrializados parece haberse desarrollado una adicción a las comidas con carne y a los alimentos procesados. Las legumbres se asocian con un tiempo más largo de cocción y falta la inspiración para cocinar nuevas recetas. Pero es posible, con un poco de creatividad, probar nuevos platos en los que las legumbres sean el elemento principal: guisos, pasteles, postres y hasta mayonesa, sin huevo y sin colesterol. Solo hay que animarse.

 

Fuente: La Nacion.cl

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